"¿Te sientes excluido cuando sacan el móvil en una charla? El impacto del 'phubbing' en nuestras relaciones"
Utilizar un anglicismo para denominar problemas asociados con la tecnología puede trivializar las repercusiones que estos tienen en la sociedad. La nomofobia (el temor irracional a estar sin teléfono) y el FoMO (fear of missing out o miedo a perderse algo) son fenómenos que emergen al analizar las consecuencias de la adicción a estar constantemente conectado a través de la red. Si hablamos de phubbing, es importante rastrear el origen del término, que resulta de la combinación de las palabras phone (teléfono) y snubbing (menospreciar). De este modo, el phubbing implica ignorar a la persona que se tiene en frente al concentrarse en la pantalla del teléfono, incluso por un breve instante, durante una conversación.
Pocos se sorprenden ya al padecer las consecuencias del phubbing cuando están con sus amigos, compañeros de trabajo o familiares. ¿Quién no se ha visto en el absurdo de estar en una comida en la que, a mitad de conversación, uno de los comensales deja a medias la tertulia para contestar un whatsapp, un correo o echar un ojo a las redes sociales? Se da, a veces, que quienes penalizan este tipo de comportamientos que implican ignorar al que se tiene enfrente, son víctimas que terminan cayendo en lo mismo: ante el desconcierto de sentirse ignorados, también sacan el teléfono para llenar el vacío creado. Relacionar el phubbing con la nomophobia es inevitable y, a su vez, con el sentimiento de perderse algo (FoMO).
Utilizar el smartphone para realizar tareas cotidianas y, sobre todo, para informarnos de lo que está pasando a nuestro alrededor crea la necesidad de estar constantemente conectados porque en la red todo pasa muy deprisa, y no estar al día de lo que hace el entorno genera cierta sensación de exclusión. Tener la posibilidad de entrar en el mundo virtual a golpe de clic, en cualquier lugar, es una tentación tan grande que hemos normalizado que se haga de manera habitual sin penalización. En este sentido, el psicólogo Miguel Ángel Albalá Genol, especialista en intervención psicosocial y comunitaria y doctor en Educación, apunta: “Tener acceso a información novedosa que nos permita saber de forma rápida y exclusiva qué está ocurriendo en el mundo y compartir las experiencias con otras personas, más o menos cercanas a nuestro entorno social, ha llevado a un pensamiento general un tanto automático y sesgado: puedo y debo informarme sobre todo lo que ocurre a través del smartphone y las experiencias que no comparto ahí no me satisfacen lo suficiente”.